Pensar en un acto de presentación después de lo visto este verano con los fichajes de Florentino, no deja de ser un ejercicio que abunda en lo estéril: mi aspiración es alcanzar los cinco lectores; quizás, y ayudado por el marketing de un acertado acrónimo (pudiera ser JA33), llegue a los diez.
Me inicié en este mundo con un blog orquestado por una panda de lunáticos, en el que el lector de buena fe asistía perplejo a una amalgama temática y estilística que iba del cine independiente a Paris Hilton; de la intrincada oración subordinada al dadaísmo redundantemente absurdo; de la odisea de Kubrick a los vídeos de Raúl en Youtube. Abarcábamos, en un suerte de Aleph bloguesiano, todo lo que nuestra mente era capaz de producir, lo cual explica en parte que nunca escribiésemos sobre sexo, que de tan vedado que lo tenemos, ni a imaginarlo alcanzamos (uso aquí el plural de la solidaridad, que no el mayestático, ya que en este caso no padezco el mal, aunque lo viva como si fuese mío). Se decidió finalmente que cada cual hiciese de su blog un sayo, y acarrease culpas propias antes que seguir coleccionando las ajenas. Aunque en honor a la verdad, en mi memoria queda como experiencia grata.
Y aquí estoy, ya emancipado. Recibo este blog como lo que es: un regalo de dos amigos. A uno le debo la excentricidad del título (http://palabrassordasaoidosnecios.blogspot.com/) ;al otro, su enigmático y feliz diseño (http://mascachinas.blogspot.com/). A petición de ambos, mi relación con sus blogs no estará exenta de cierta pose beligerante, aunque temo que el cariño me pueda y afile la tecla apuntando en cualquier otra dirección. La trufa, en fin, viene bendecida. Que les aproveche.
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